El amor por los caballos que comenzó en mi niñez, el deseo de ayudar y servir, y la disposición a ir donde me sentía llamada, me llevaron a un destino que no pude haber imaginado.

Fe

Hace años, pensaba que la fe era suficiente para lograr mis sueños. Pensaba que con creer y orar, la vida que imaginaba se haría realidad. Luego, me di cuenta de que tenía que prestar atención a mi intuición y seguir su llamado a poner mi fe en acción. Por último, percibí que era hora de confiar en que todas las piezas encajarían en su lugar.

Todo comenzó con una yegua llamada Daisy que conocí en el zoológico de Denver cuando era niña. Mis padres, aficionados a los caballos, desearon tomarme una foto montada en Daisy. Todavía tengo esa foto como recordatorio de que tenemos el poder de convertir nuestros sueños en realidad con fe, prestando atención a nuestra intuición y confiando en nuestra guía. Conocer a Daisy activó algo en mi alma que me conectó con los caballos. El sueño de tener uno propio se cumpliría décadas después.

Mientras crecía, sentí en mi corazón el llamado de ayudar a la gente. Quería ayudarla a darse cuenta de su potencial y a vivir lo mejor posible. Confié en ese llamado que me llevó a estudiar Psicología, para llegar a ser terapeuta. 

“Si realmente lo deseas, lo tendrás y nada te detendrá; solo sigue tu guía interna un paso a la vez”.

Pensé que completar mis estudios y comenzar mi vida profesional satisfaría ese llamado, mas pronto me di cuenta de que llegar a la cima de esa montaña meramente me puso al pie de la siguiente.

Intuición

Me sorprendí cuando logré discernir el siguiente paso para mí. La fe que me había llevado a mi carrera me estaba llevando a un lugar inesperado y no necesariamente cómodo: al Ministerio. Descubrir a Unity y darme cuenta de que le presencia de Dios mora en todos nosotros me dio la pieza faltante en mi vida y mi trabajo. Supe que esta verdad estaría en el centro del trabajo de toda mi vida, no solo como terapeuta. Confié en que estaba siendo llamada a tener un ministerio.

Pero había un detalle. La idea de hablar en público me aterraba. ¿Cómo podría hablar ante grandes grupos si me daba temor decir mi nombre en un grupo pequeño de cuatro o cinco personas? Sin embargo, el llamado era inconfundible. Busqué consejos de un mentor confiable en mi iglesia y recuerdo sus palabras para mí: “Si realmente lo deseas, lo tendrás y nada te detendrá; solo sigue tu guía interna un paso a la vez”.

Estaba feliz y realizada con mi carrera dual, agradecida porque mi fe e intuición me habían llevado lejos. Mas faltaba algo. Mi trayecto, que había comenzado unas décadas atrás, estaba a punto de cerrar el círculo.

Confianza

Supe por años que los caballos estarían presentes en mi vida. Con fe, contesté al llamado a certificarme como psicoterapeuta en equinoterapia. Tuve que confiar en que encontraría el caballo perfecto para apoyar mi trabajo. Supe que había encontrado mi compañera ideal cuando indagué acerca de los caballos disponibles en la página web de la agencia. Lamentablemente, me dijeron que ella ya no estaba disponible. Sin embargo, sabía que sería mía. A pesar de mi desilusión, confié. Después de todo, si las demás piezas de mi vida habían encajado tan bien, ésta también lo haría. Pocas semanas después, recibí la llamada en la que me dijeron que ella sería mía. La llamé Harmony, un recordatorio perfecto de la fe, intuición y confianza que me guiaron hacia ella.

Toda una vida poniendo en práctica la fe, la intuición y la confianza me han demostrado cuán hermosas trabajan juntas. Mi esperanza es que mi historia te inspire a ir en pos de tus sueños. Cuando tienes fe, estás en el camino correcto, deja que tu intuición te guíe y confía en tu trayecto. Serás llevado a una vida más allá de tus sueños.

Acerca del autor

Suzanne Carter es una ministra de Unity y consejera profesional que vive en Denver. Visita UnityWholenessCenter.com para obtener más información (solo en inglés).

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