Cuando expandes el círculo de tu amor, te conviertes en un instrumento para la paz mundial

Cuando el mundo a tu alrededor se vuelva un torbellino, puede que te sientas confundido sobre dónde debes estar parado.

Cuando los asuntos de índole social se polarizan y politizan, puede que la gente exija saber: “¿Estás con nosotros o en contra nuestra?”

Es importante que sepas que no necesitas dejarte atrapar en la división. Puedes asumir una postura de unidad.

Lo único a lo que sí hay que oponerse es a la tendencia de reaccionar con ira y hostilidad, y ventilar sentimientos de parcialidad y prejuicio. Lo importante es estar del lado de la vía del amor.

Puedes ser un espectador positivo. Un árbitro o negociador juega un rol importante en muchas disputas. No es una función pasiva ni para una persona de voluntad débil. Su actividad es dinámica, aunque no toma posturas a favor ni en contra. Cualquier persona se puede convertir en un árbitro de buenos sentimientos, un centro de amor.

Edwin Markham revela una fórmula dinámica:

Él trazó un círculo que me dejó fuera;
hereje, rebelde, algo para despreciar.
Pero el amor y yo tuvimos ingenio para ganar,
y trazamos un círculo que lo incluyera.

Expandiendo el círculo de amor

Puede que alguna gente te haya dejado fuera; algunas naciones e ideologías pueden haber puesto barreras. Pero en la nueva era uno debe tener la inteligencia de dibujar un círculo de amor más grande para incluir y bendecir a personas y a grupos de personas.

Si estás rodeado por cualquier tipo de conflicto, no resbales en el concepto blanco y negro de lo bueno y lo malo. Cuando te vuelves prejuicioso, no importa con qué lado te alinees, estás del lado del problema.

En vez de hacer eso, sé un observador activo.

En la nueva era uno debe tener la inteligencia de dibujar un círculo de amor más grande para incluir y bendecir a personas y a grupos de personas.

Disuelve tu preocupación durante un tiempo callado de meditación, y entonces, con el ojo de tu mente, dibuja un círculo alrededor de toda la escena, incluyéndote. Todos los partidos y lados de la controversia llegarán al santuario de tu conciencia. Allí los abrumarás fácilmente con un amor que disolverá las diferencias y abrirá el camino para la comunicación y el entendimiento.

Entender esto es extremadamente importante para un estudiante de la Verdad, especialmente si se trata de política o retórica preelectoral. No te detengas en manejar los asuntos asumiendo una postura política. Ciertamente, votar es tu responsabilidad democrática. Sin embargo, tener una conciencia que trascienda es tu responsabilidad espiritual.

Sé un árbitro de paz. Bendice a todas las personas y a todos los partidos. Medita en la idea de que eres un canal de expresión para el amor infinito de Dios. Siente que un manantial de amor fluye en todas las direcciones para bendecir a todas las personas en todos los lugares.

El mundo necesita que irradies tu amor; pero no te engañes con la creencia de que el mundo necesita tu religión. No te vuelvas un proselitista, un misionario fanático de la Verdad. El mundo necesita unidad, no teología. Muchas personas han aceptado la Verdad a través de sus emociones; así que toda tu lógica y autoridad científica o de las escrituras no servirá de mucho.

Convirtiéndote en un instrumento de amor

Muchas personas piensan que practicar la Verdad consiste en repartir folletos en la calle, o vociferar burdamente temas metafísicos en un grupo que no está receptivo a ello. Hay una mejor manera. Sé un “meta-misionario” que se ocupa de ver a las cosas y a las personas de la manera correcta en vez de hacer el esfuerzo torpe de componerlas.

Es cierto que se necesita el mensaje en todo el mundo. Pero lo que te incumbe a ti es la gran necesidad de cambiar tu estado de conciencia, disolver tus prejuicios y sanar tus miedos.

¡La Verdad es para ti! Es un proceso práctico con el cual puedes alcanzar una vida efectiva y, a la vez, ser un instrumento efectivo de amor y armonía.

El misionario apoya su esfuerzo con la enseñanza del Evangelio: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). Sin embargo, Jesús también dijo: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo” (Juan 12:32).

Para el meta-misionario, el servicio es claro: ir al mundo de tu propia conciencia para convertir los estados errados de tu propia mente. Una vez hayas hecho esto, estás listo para ir al mundo a predicar el evangelio, pero serás un centro de amor, y tu influencia será más por lo que eres que por lo que dices.

Sé un centro de amor. Te convertirás en una influencia positiva en tu comunidad. Pero, más importante, estarás centrado en un círculo de protección. En esta conciencia no podrá ocurrirte ningún mal, porque toda persona que se acerque a tu espacio será levantada en el aura de tu conciencia.

Puedes convertirte en un centro de amor. Muchos centros de amor en la ciudad y alrededor del país te ayudarán a evocar acciones sabias por parte de nuestro gobierno, y provocarán el apoyo unitario de la gente. Suficientes centros de amor alrededor del mundo construirán puentes de comunicación y paz.

El amor es la respuesta.

Acerca del autor

Eric Butterworth (1916-2003), considerado uno de los grandes escritores de Unity, fue autor de cientos de ensayos, artículos y numerosos bestsellers, como Economía espiritual, Descubre tu poder interno y El universo está llamando (este último solo disponible en inglés, The Universe Is Calling). Fue ministro de Unity en Nueva York y dirigió servicios en el Avery Fisher Hall del Lincoln Center durante más de 35 años. Para leer más y escuchar sus grabaciones, visita la colección de Eric Butterworth.

Eric Butterworth

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