Puede que no elijas las circunstancias de tu vida, pero puedes elegir cómo quieres vivir y hacer tu transición

Conocí a Krista Gawronski, una conferencista inspiracional y escritora espiritual de Petaluma, California, a través de su trabajo como funda­dora de un grupo de su comunidad llamado Las Mujeres Fabulosas.

Las Mujeres Fabulosas son un equipo de apoyo espiritual que ayudan a las familias que estén pasando por desafíos y sufrimiento.

Krista cree firmemente en el poder de la amabilidad y del amor hacia los demás y hacia sí misma. Ella le ha dado a su misión el nombre “Heartistry” (arte del corazón). El objetivo es alinear nuestras almas con nuestras vivencias personales y con la guía divina para magnificar el amor, la compasión y la energía positiva en el mundo.

Morir puede ser un momento de culminación

La misión de Krista se volvió personal cuando su amada suegra, Cathy, se acercaba al final de sus días. A diferencia de las muertes que Krista presenciaba en su trabajo, muchas de las cuales son repentinas y hasta violentas, la partida de Cathy le enseñó que morir también puede ser un momento de liberación y culminación pacífico.

Cuando le diagnosticaron cáncer de pulmón terminal cerca de su cumpleaños 84, Cathy optó por no hacerse la quimioterapia, que solo prolongaría su vida por poco tiempo. Escogió regresar a casa al abrigo de amigos y familiares, donde desde una cama puesta en la sala de la casa, se encontraba rodeada por los objetos que le brin­daban felicidad y consuelo.

Puede que no escojamos las circunstancias en las que nacemos o cómo se desarrollan los eventos para nosotros, pero podemos encontrar nuestro poder en cómo reaccionamos ante la vida y en lo que hacemos con lo que nos han dado.

Ella le llamaba el Cuarto del Agradecimiento por un aviso que estaba sobre el dintel que simplemente decía “Agradecido”, y que definió el tono de su transición.

“En realidad le trajo mucha alegría,” dijo Krista de la experiencia de Cathy al entregarse al final de su vida en lugar de resistirse y en el proceso, lograr lo mejor de esos momentos finales.

Cada vez que yo bajaba las escaleras ella me decía: “Todo está perfecto, me va muy bien,” recuerda Krista.

Cómo la aceptación nos prepara para el momento final

Mientras Cathy se preparaba para el final, le habló de manera poderosa a Krista sobre la acep­tación. No es que Cathy estuviera en negación, dijo Krista. Ella tuvo un discernimiento pro­fundo cuando reflexionaba si proseguir o no con la quimioterapia.

En sus semanas finales, Cathy enfatizó un mensaje similar: que todo empieza y termina en Dios, pero en el medio, está nuestra habilidad de decidir qué hacer con lo que se nos ha dado, lo bueno y lo no tan bueno.

Nos pode­mos distraer tratando de entender los misterios del nacimiento y de la muerte. Pero ese no es el punto, explicó Cathy. Entre ellos está la plenitud de la vida y es allí donde podemos escoger.

La lección más grande de Cathy es que tene­mos más poder de decisión del que imaginamos, de cómo pasar nuestro tiempo entre el naci­miento y la muerte. Puede que no escojamos las circunstancias en las que nacemos o cómo se desarrollan los eventos para nosotros, pero podemos encontrar nuestro poder en cómo reaccionamos ante la vida y en lo que hacemos con lo que nos han dado.

Al dejar de lado el apego a las medidas convencionales de éxito e inclinarnos hacia el amor, podemos enfrentar esa última transición con menos miedo.

Cada vida tiene su cuota de dolor. Como todo el mundo, Cathy sufrió dolor y pérdidas a través de los años, dijo Krista. Todo el mundo tiene también algo de que arrepentirse. Cathy comentó que se arrepintió de nunca haber ter­minado la universidad.

Pero nos liberamos a nosotros mismos cuando comprendemos que aquello que pensamos era importante ya no lo es tanto. Es una lección tanto para los que viven como para los que se acercan al final de su experiencia en la tierra. Al dejar de lado el apego a las medi­das convencionales de éxito e inclinarnos hacia el amor, podemos enfrentar esa última transi­ción con menos miedo.

Cathy partió en silencio, esperó a que su familia se fuera a dormir. La acompañó una de sus queridas cuidadoras.

Las lecciones de Cathy eran verdades sencillas. Puede que no podamos elegir las circunstancias de nuestras vidas, mas podemos escoger cómo vivirlas. Ella quería compartir, dijo Krista, que podemos escoger rendirnos en paz y gratitud, abrazados por el amor que cultivamos en vida.

“Todo se reduce a qué tanto amaste. Qué tan bien fuiste capaz de dar y recibir amor, sin reservas”, apuntó Krista.

Acerca del autor

Meg McConahey es reportera de un diario en el Norte de California. Estudia para obtener sus credenciales como maestra de Unity licenciada y es miembro y ex presidenta de la Junta de Unity de Santa Rosa, California. Visita [email protected].

Meg McConahey

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