Solía fruncir el ceño cuando hacía resoluciones de Año Nuevo —recordaba previos intentos de metas que se quedaron cortas. Me sentía frustrada y decepcionada cuando mi resolución se esfumaba y volvía a mis viejos hábitos. Peor aún, me daba por vencida y me veía abrumada con pensamientos como no estoy logrando nada y no puedo hacer esto.

Algo cambió para mí hace dos años, cuando, en vez de establecer algo que me hiciera fallar nuevamente, pensé en diferentes maneras de abordar mi objetivo incorporando enseñanzas espirituales que apoyaran mi crecimiento.

Comencé a descubrir las creencias negativas que habían impedido que alcanzara mis objetivos de peso ideal. Cuando me llegaban a la mente creencias como el ejercicio es difícil, las transformaba en nuevas creencias, como es fácil para mí encontrar ejercicio que disfrutaré y que haré con regularidad disfruto del ejercicio que fortalece mi cuerpo.

Meditar brevemente varias veces al día me ayudaba a permanecer centrada. Tomaba períodos más largos durante la semana para visualizarme alcanzando mis metas de salud física.

Hacer un cambio: Resoluciones espirituales de Año Nuevo

Mi momento “¡a-ja!” llegó poco después. Ya no percibía mis objetivos como problemas que tenían que ser resueltos, en vez de ello, determiné que calificaría a los cambios que deseaba como hazañas creativas. “Mantener resoluciones” suena a trabajo y privación, mas ir en pos de una hazaña creativa suena alegre y emocionante. Ese enfoque sencillo lo cambió todo para mí. Los resultados fueron inmediatos y sorprendentes. En lugar de sentir aprensión por los cambios que quería hacer, sentí entusiasmo y confianza. Cuando el invierno se convirtió en primavera, comencé a comer más saludablemente, caminé con más frecuencia en mi vecindario y fui al gimnasio, todo para lograr mi objetivo de liberar el peso extra. También comencé a limpiar mis armarios, cocinar alimentos más saludables y hacer nuevos amigos. ¡Progresar me hizo sentir fabulosamente!

El progreso no siempre es lineal. Los contratiempos pueden ser parte del proceso de realizar cambios positivos y duraderos.

Escribir en mi diario, colorear, actividades artísticas, bailar y estar en la naturaleza me inspiraban cuando me cansaba, me aburría o me frustraba con mi progreso. Finalmente, comprendí que el progreso no siempre es lineal. Los contratiempos son parte del proceso de realizar cambios positivos y duraderos. Establecer rutinas diarias y semanales de estiramiento, ejercicio y tareas domésticas me ayudó a mantenerme enfocada y encaminada. Aprendí a celebrar los logros pequeños y las grandes victorias. Honrar mis logros suscitó una sensación de cierre en cuanto a las metas pasadas y me impulsó hacia nuevos hitos. Para apoyar mis cambios positivos, contacté a amigos que podían identificarse con mi viaje. Aprendí a sustentarme meditando, escribiendo en mi diario, encendiendo una vela o disfrutando de un baño caliente.

Ahora, cuando surgen pensamientos negativos, puedo permanecer centrada y enfocada. A medida que vivo más plenamente partiendo de mi naturaleza espiritual, cultivo mi fortaleza interior y no dejo que pensamientos derrotistas me desvíen. El establecer objetivos ya no es una batalla. Ahora es una victoria que me ayuda a tener una vida enriquecedora.

Acerca del autor

La Rev. Diana Kennedy es una ministra Unity en el área de Kansas City, Missouri. Ella fomenta una actitud positiva y alienta el crecimiento espiritual mediante el poder de la creatividad. Para más información sobre Diana (en inglés), visita RevDianaKennedy.com.

 

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